En el Cilindro de Avellaneda, cayó 1-0 ante los de Liniers por un gol de Mauro Zárate. Mostaza inició su tercer ciclo como entrenador del club, que sigue sin ganar en el torneo (12 partidos).-
El rival a vencer más difícil es uno mismo. Racing no puede con Racing. Busca cómo autovencerce, pero no hay caso. Cambia de técnicos, de jugadores y de esquema. No le alcanza. Anoche perdió 1 a 0 ante Vélez, un equipo al que le alcanzó con jugar un ratito de buen fútbol. El Racing de los fantasmas no deja de caer y llama la atención: se hunde en un pozo que se antoja infinito. Para el consuelo quedará la imagen que dejó el equipo en el segundo tiempo y el saber que el hombre de la estatua está sentado en el banco. Aunque, claro, es un consuelo. Apenas eso ...
Cambió para no cambiar, Racing. Un viejo refrán dice que el que no cambia todo, finalmente no cambia nada. En eso se quedó anoche el elenco de Merlo. Y no es cuestión de caerle a Mostaza, quien apenas tuvo un puñado de días para trabajar. Este momento, el bajón futbolístico, tiene como principales culpables a los jugadores. A quienes a veces les faltan respuestas anímicas y en otros momentos carecen de respuestas futbolísticas.
Arrancó con otra energía el local, acaso asimilando el impacto de tener en el banco al hombre de bronce. Esquema táctico 4-4-2, con De Paul como segundo punta. Justamente De Paul y José Gómez elaboraron la mejor jugada de Racing, a los 4 minutos. Pero el remate del lateral, que llevaba destino de gol, rebotó en Bruno Zuculini. Racing metía, la gente aplaudía. Por momentos parecía que la transformación se había puesto en marcha.
Decir que Racing anda con mala suerte no es novedad. Imposible obviar que poco después del primer cuarto de hora perdió a Ortiz, por lesión. Además, ¿justo un Vélez herido tenía que tocar para el debut de Mostaza? El visitante acusó el golpe que por elevación mandó Ricardo Gareca la semana pasada, cuando instaló las dudas respecto de cuándo clavarle el punto final a su exitoso ciclo por Liniers. Ayer, los jugadores debían retribuirle al DT adentro de la cancha.
Por eso también Vélez luchó más de lo que jugó. Aunque, claro, tiene futbolistas de otra jerarquía: un genial pase de Canteros -el jugador más claro del visitante- y una deliciosa definición de Zárate -dejando en ridículo a Saja- sirvieron para poner el 1 a 0 y para sacar el partido del espanto. De ahí en más, Vélez fue el Vélez de siempre, ese equipo que hasta no hace mucho discutía mano a mano con Newell’s. Apareció Pratto, creció Allione, Canteros empezó a tocar con precisión y Zárate, como en puntitas de pie, se ocupó de entrar y salir de la zona de los zagueros centrales.
Como la realidad agobia, Merlo quitó a uno del fondo (Quílez) para darle cancha a Hauche y así intentar robustecer el ataque. El ex Argentinos se instaló como extremo derecho y le complicó la vida a Papa. Después puso al colombiano Martínez, como para ir decidido a búscar la igualdad. La tuvo en dos oportunidades, ambas muy claras, con Hauche, quien en la primera resolvió cruzado y desviado y en la segunda le quemó las manos a Sosa. Vélez, en tanto, se quedó sin chispa para jugar, pero igualmente puso lo suficiente la pelota en el área de Saja y no estuvo demasiado lejos de ampliar la ventaja.
Cambió para no cambiar, Racing. Un viejo refrán dice que el que no cambia todo, finalmente no cambia nada. En eso se quedó anoche el elenco de Merlo. Y no es cuestión de caerle a Mostaza, quien apenas tuvo un puñado de días para trabajar. Este momento, el bajón futbolístico, tiene como principales culpables a los jugadores. A quienes a veces les faltan respuestas anímicas y en otros momentos carecen de respuestas futbolísticas.
Arrancó con otra energía el local, acaso asimilando el impacto de tener en el banco al hombre de bronce. Esquema táctico 4-4-2, con De Paul como segundo punta. Justamente De Paul y José Gómez elaboraron la mejor jugada de Racing, a los 4 minutos. Pero el remate del lateral, que llevaba destino de gol, rebotó en Bruno Zuculini. Racing metía, la gente aplaudía. Por momentos parecía que la transformación se había puesto en marcha.
Decir que Racing anda con mala suerte no es novedad. Imposible obviar que poco después del primer cuarto de hora perdió a Ortiz, por lesión. Además, ¿justo un Vélez herido tenía que tocar para el debut de Mostaza? El visitante acusó el golpe que por elevación mandó Ricardo Gareca la semana pasada, cuando instaló las dudas respecto de cuándo clavarle el punto final a su exitoso ciclo por Liniers. Ayer, los jugadores debían retribuirle al DT adentro de la cancha.
Por eso también Vélez luchó más de lo que jugó. Aunque, claro, tiene futbolistas de otra jerarquía: un genial pase de Canteros -el jugador más claro del visitante- y una deliciosa definición de Zárate -dejando en ridículo a Saja- sirvieron para poner el 1 a 0 y para sacar el partido del espanto. De ahí en más, Vélez fue el Vélez de siempre, ese equipo que hasta no hace mucho discutía mano a mano con Newell’s. Apareció Pratto, creció Allione, Canteros empezó a tocar con precisión y Zárate, como en puntitas de pie, se ocupó de entrar y salir de la zona de los zagueros centrales.
Como la realidad agobia, Merlo quitó a uno del fondo (Quílez) para darle cancha a Hauche y así intentar robustecer el ataque. El ex Argentinos se instaló como extremo derecho y le complicó la vida a Papa. Después puso al colombiano Martínez, como para ir decidido a búscar la igualdad. La tuvo en dos oportunidades, ambas muy claras, con Hauche, quien en la primera resolvió cruzado y desviado y en la segunda le quemó las manos a Sosa. Vélez, en tanto, se quedó sin chispa para jugar, pero igualmente puso lo suficiente la pelota en el área de Saja y no estuvo demasiado lejos de ampliar la ventaja.
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