domingo, 13 de octubre de 2013

Newell's ganó y se afirma arriba ante un River que quedó muy lejos



En Rosario, el local dio cuenta del equipo de Ramón Díaz por 1-0, con gol de Víctor López en el complemento. Los de Alfredo Berti recuperaron la cima en soledad. La visita quedó a 12 unidades de la punta. El partido estuvo 25 minutos parado por un corte de luz.-
No hay hinchas más felices y afortunados que los de Newell's. El último campeón ofrece una cátedra de fútbol cada fin de semana y su gente lo vive con una mezcla de alegría y agradecimiento. El triunfo ante River no debió haberse demorado tanto porque la superioridad del puntero por momentos fue abrumadora. Newell´s tampoco necesitaba de esa ayuda que le dio Juan Pablo Pompei alignorar el penal que Gabriel Heinze le cometió a Federico Andrada.
Lo curioso es que Newell's se abrazó a su quinta victoria consecutiva después de una jugada desafortunada de Marcelo Barovero, quien venía siendo el mejor jugador de River y se resbaló en una salida que posibilitó el cabezazo goleador de Víctor López.
River se despidió de la lucha por el título dejando una imagen ajada y apática, y echándole la culpa al penal que no le dieron antes que a su deshilachada actuación.
Newell's es un equipo que juega con la confianza y la paciencia del que está convencido de lo que propone. Y sale a la cancha con una premisa elemental: manejar la pelota todo lo posible porque de ese modo crecerán sus chances de anotar un gol y, por añadidura, se achicarán las de su rival. Pero Newell's ataca con inteligencia, abriendo la cancha y armando sociedades que no son producto de improvisaciones momentáneas sino de un trabajo que inició Gerardo Martino y está tratando de potenciar Alfredo Berti.
Prolijo en el armado de sus ofensivas, trata a la pelota con el cuidado con que las abuelas guardan las joyas más valiosas. Trata de no tirar pelotazos. Y, si lo hace, es con convicción y no para sacarse el compromiso de encima. Todas esas virtudes padeció anoche River. Un River al que el partido de a ratos se le volvió una incomodidad insoportable. Y Ramón Díaz se la pasó haciendo esos gestos de descontento que dejan escapar los técnicos cuando sus equipos no pueden tener la pelota más de quince segundos seguidos.
River perdió el balón demasiado rápido, y entonces se vio maniatado por un Newell's que lo empujó a jugar más cerca de Barovero de lo que Díaz había planeado. Y eso que de entrada ya había quedado en claro que la postura de River nada iba a tener que ver con la ambición que mostró en el Superclásico.
River salió a tratar de obstruirle los circuitos ofensivos a Newell's y sorprender con algún contragolpe. Pero no logró ni una cosa ni la otra. Fue un equipo sometido a un toqueteo que por momentos llenó los ojos y se la pasó rogando que los atacantes rivales fallaran en la definición.
Newell's tiene otro rasgo distintivo: cuando pierde la pelota, le pone la misma dedicación a recuperarla que la que le dispensa a la elaboración del juego. Y eso lo vuelve cada vez más completo. Dentro de ese envase de conjunto ofensivo y esforzado hay un jugador que se destaca: es Lucas Bernardi, a quien el tiempo lo volvió un mediocampista cerebral, capaz de ser el conductor de la mayoría de los ataques. En el segundo tiempo lo puso a Pablo Pérez de frente al gol y Barovero se quedó con el disparo, al igual que en otros dos ataques profundos de Newell's. Un Newell's que cada día que pasa afirma un poco más su paso de campeón.

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