martes, 17 de junio de 2014

El peor partido del Mundial


Irán y Nigeria protagonizaron el primer, y hasta ahora único, empate. Para colmo, sin goles.

Van 32 minutos en el remodelado estadio Arena da Baixada de Curitiba, una ciudad que parece darle la espalda a la Copa del Mundo y en la que sus habitantes se quejan por los “ruidos molestos” de los turistas futboleros. Toma la pelota Ehsan Hajisafi y la acomoda en uno de los vértices de la cancha. Es córner para Irán. Desde las tribunas (unas 40 mil personas poblaron un estadio a medio terminar pese a los 142 millones de dólares que ya se gastaron en él) todos cantan por Brasil, aunque Neymar y compañía no están en el campo de juego. Ahora, cuando la pelota ya salió del pie zurdo de Hajisafi y viaja por el cielo, van 33 minutos. Entonces, en el primer palo, Reza Ghoochannejad salta más que cualquier hombre vestido de verde flúo y cabecea con fuerza, a media altura, pero Vincent Enyeama, el experimentado arquero nigeriano, muestra todos sus reflejos y tapa con sus manos. La jugada, narrada como una pieza emblemática de la historia futbolera, termina con un despeje al lateral de Josep Yobo y se transforma, para la eternidad, en la única situación de riesgo que hubo en un encuentro de 90 minutos que ya es, por lejos, el peor partido de la Copa del Mundo .
Así de pobre fue lo que ofrecieron Nigeria e Irán, los otros dos rivales que tiene en el grupo la Selección Argentina por obra y gracia de un sorteo más que favorable. El encuentro, tedioso, aburrido y lleno de errores se jugó a contramano de lo que viene siendo el Mundial hasta aquí. Por eso, es el único de los catorce partidos que ya se disputaron de la primera fase en el que no hubo siquiera un gol y que terminó en empate. Inédito.
En Curitiba, en verdad, sí se convirtió un tanto. Lo habían hecho los defensores de Irán en contra, a los 7 minutos del partido, luego de un centro que cayó en el área del equipo de Queiroz pero que el árbitro ecuatoriano, Carlos Vera, anuló por una supuesta falta (casi imperceptible) sobre el arquero Haghighi.
En cuanto al juego, ambos equipos mostraron limitaciones para las sociedades y lucieron imprecisiones constantes. El 4-5-1 iraní dejó en claro que lo suyo será defenderse todo lo posible y que llegarán al gol sólo si Reza Ghoochannejhad, zurdo y rápido, se inspira en su solitaria tarea ofensiva, algo tan difícil de hacer como relatar sin interrupciones el apellido del mismo delantero.
Lo de Nigeria, presuntamente candidato a pelear con Bosnia por el segundo lugar del grupo, fue preocupante. Los africanos jamás lograron generar una situación de riesgo pese a tener desde los pies de Mikel la posesión de la pelota durante más tiempo. Al cabo, a lo largo de todo el juego se repitieron en pelotazos largos para sus dos delanteros, que terminaron asfixiados por la dura defensa de Irán.

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