Venció por 2-1 a Tigre como visitante con un doblete del delantero, el segundo, de penal, en tiempo adicionado.-
Cuando no alcanza con el juego, siempre es una solución tener a mano a un goleador de estirpe. Y Lucas Pratto forma parte de esa raza tan cotizada en el fútbol. Por eso tomó la pelota después del increíble penal que le cometió Gastón Díaz al juvenil Ramiro Cáseres. Con decisión, con personalidad. Y desde los doce pasos, Vélez terminó ganando un partido que se le había hecho cuesta arriba, justamente, por otro penal, el que se había transformado en el empate parcial de Tigre. Sí, empezó de la misma manera que terminó el semestre Vélez, campeón de la Supercopa, con el dulce sabor del éxito. Para el local, en cambio, fue un triste 111° aniversario.
Hasta el gol de Tigre, que se produjo después de una infracción de Juan Sabia a José Sand, Vélez había sido mejor. Incluso, a pesar de esos imponderables que habían obligado a Ricardo Gareca a improvisar a Francisco Cerro como lateral derecho. Sin Pancho en la mitad de la cancha, se notó la falta de circulación. Así y todo, Vélez es un equipo mejor articulado. Y si no hubiera sido por los reflejos de Javier García, se podría haber puesto mucho tiempo antes en ventaja.
Tigre se mostró solidario y combativo. Con ese sello característico de los equipos que dirige Diego Cagna. Tratando de jugar por abajo, con dos líneas de cuatro bien juntitas, dependió bastante de los buenos pies de Gabriel Peñalba, Matías Pérez García y Sebastián Rusculleda. Sin embargo, no sintonizaron la misma frecuencia. Lo de los volantes fueron reacciones espasmódicas que obligaban a Pepe Sand a retroceder demasiado. De todos modos, se las arregló bastante bien el delantero de pasado oscuro en Racing, más allá de esos dos goles que le hizo a Independiente en su primer torneo.
Tuvo una muy clara Tigre. De un desborde de Guillermo Cosaro, de buen ida y vuelta, la pelota le quedó servida a Pérez García. Pero el enganche, debajo del arco, remató por encima del travesaño. Pero fue apenas un flash. Después, Vélez dominó, sin ser excesivamente superior, es cierto. Pero controló la pelota. Y en el inicio del segundo tiempo, Pratto marcó un golazo con una media vuelta que ya es toda una marca registrada. Desde 30 metros, dejó sin chances a García, que poco podía hacer ante semejante zapatazo del goleador.
Sin embargo, ocho minutos después, Sabia tocó a Sand. Y Gastón Díaz canjeó el penal por gol. Entonces, Vélez dejó de ser tan equilibrado como había mostrado. Pareció sedado por el empate. Y entró en el terreno de la confusión. Hasta se fue expulsado Gareca, por primera vez en su carrera.
El Tigre lo sacó a Ezequiel Rescaldani, que no había mostrado demasiada influencia en los metros finales. Lo puso al pibe Cáseres. Y aunque siguió sin tener la profundidad necesaria, al pibe le hicieron el penal que derivó en el gol que le terminó dando el triunfo a Vélez.
Tigre extrañó horrores a Martín Galmarini, que emigró al Atlante de México, y atrás no tuvo la misma seguridad que con Mariano Echeverría. Al menos, Gelabert mostró algunas luces. Pero el que encandiló a todos fue Pratto. Justo ante Tigre. Para que se escriba un nuevo capítulo de la ley del ex.
Hasta el gol de Tigre, que se produjo después de una infracción de Juan Sabia a José Sand, Vélez había sido mejor. Incluso, a pesar de esos imponderables que habían obligado a Ricardo Gareca a improvisar a Francisco Cerro como lateral derecho. Sin Pancho en la mitad de la cancha, se notó la falta de circulación. Así y todo, Vélez es un equipo mejor articulado. Y si no hubiera sido por los reflejos de Javier García, se podría haber puesto mucho tiempo antes en ventaja.
Tigre se mostró solidario y combativo. Con ese sello característico de los equipos que dirige Diego Cagna. Tratando de jugar por abajo, con dos líneas de cuatro bien juntitas, dependió bastante de los buenos pies de Gabriel Peñalba, Matías Pérez García y Sebastián Rusculleda. Sin embargo, no sintonizaron la misma frecuencia. Lo de los volantes fueron reacciones espasmódicas que obligaban a Pepe Sand a retroceder demasiado. De todos modos, se las arregló bastante bien el delantero de pasado oscuro en Racing, más allá de esos dos goles que le hizo a Independiente en su primer torneo.
Tuvo una muy clara Tigre. De un desborde de Guillermo Cosaro, de buen ida y vuelta, la pelota le quedó servida a Pérez García. Pero el enganche, debajo del arco, remató por encima del travesaño. Pero fue apenas un flash. Después, Vélez dominó, sin ser excesivamente superior, es cierto. Pero controló la pelota. Y en el inicio del segundo tiempo, Pratto marcó un golazo con una media vuelta que ya es toda una marca registrada. Desde 30 metros, dejó sin chances a García, que poco podía hacer ante semejante zapatazo del goleador.
Sin embargo, ocho minutos después, Sabia tocó a Sand. Y Gastón Díaz canjeó el penal por gol. Entonces, Vélez dejó de ser tan equilibrado como había mostrado. Pareció sedado por el empate. Y entró en el terreno de la confusión. Hasta se fue expulsado Gareca, por primera vez en su carrera.
El Tigre lo sacó a Ezequiel Rescaldani, que no había mostrado demasiada influencia en los metros finales. Lo puso al pibe Cáseres. Y aunque siguió sin tener la profundidad necesaria, al pibe le hicieron el penal que derivó en el gol que le terminó dando el triunfo a Vélez.
Tigre extrañó horrores a Martín Galmarini, que emigró al Atlante de México, y atrás no tuvo la misma seguridad que con Mariano Echeverría. Al menos, Gelabert mostró algunas luces. Pero el que encandiló a todos fue Pratto. Justo ante Tigre. Para que se escriba un nuevo capítulo de la ley del ex.

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